Cuento: Candela, la diosa y los búhos

Autora: Mº Luz Muñoz Atienza

Ilustración: Paula Plaza Moreno

Candela era una joven muy inquieta y curiosa. Sus amigos decían que era rara porque le gustaban cosas que para ellos no eran divertidas, pero como era muy inteligente a ella eso no le importaba.

En su 8º cumpleaños su tía le regaló un libro de de filosofía para niños y Candela se entusiasmó mucho con él. Nada más empezar a leerlo descubrió que aquello le fascinaba y a medida que avanzaba en la lectura se decía que deseaba llegar a pensar en las cosas tal como lo hacían los filósofos y que le gustaría mucho que en algún momento salieran de su cabeza conclusiones tan maravillosas como las que iba descubriendo.

A sus amigos, tampoco les interesaba mucho cuando Candela les hablaba de su libro, así que cuando estaba con ellos dejó de hacerlo, sin embargo tenía muchas ganas de compartir sus descubrimientos con alguien.

Llegó el verano, se acabó el curso y los compañeros de colegio se despidieron hasta el próximo año.

Candela sabía que esas vacaciones serían muy pero que muy especiales porque sus padres le habían prometido un gran viaje. No sabía el destino y eso la emocionaba todavía más pues siempre le habían gustado mucho las sorpresas.

Con impaciencia y curiosidad esperó el día de la partida haciéndose una y mil preguntas acerca de su misterioso destino.

Llegó el día y en el aeropuerto ya por fin pudo saber a dónde se dirigían . Iban a Grecia. ¡Qué contenta se puso! Tanto que empezó a cantar de alegría porque sabía que los protagonistas de su libro de filosofía, que tanto le gustaba, habían nacido allí.

Al día siguiente de llegar y recorriendo las calles de un lugar llamado Atenas, Candela se dio cuenta de que en muchos lugares y en las tiendas había numerosas estatuillas que le llamaron poderosamente la atención, así que como era muy curiosa preguntó que eran, su mamá le explicó que representaban a las diosas y dioses antiguos de ese país y en ese momento, decidió que quería aprender y saber más sobre ello.

Por la noche en el hotel se puso a investigar y a hacer preguntas, sobre todo preguntaba a cerca de una de las figurillas, era la de una señora que parecía muy importante, llevaba un casco de guerrera, tenía una lanza y estaba acompañada de un pájaro extraño que nunca había visto. Su papá le explicó que era nada más nada menos que una diosa y que se llamaba Atenea. Ate….¿Qué?, preguntó Candela, Atenea repitió su papá.

Candela se quedó toda la noche pensando en esa diosa y sobre todo en el pájaro que la acompañaba.

Disfrutó de su viaje, aprendió mucho y vio muchas cosas maravillosas.

De regreso a casa pensaba mucho en Atenea y en su pájaro raro, ya sabía por sus investigaciones que el pájaro era un búho. Tenía tantos deseos de ver alguno real. Salía todos los días a su jardín y miraba los árboles, el cielo y veía multitud de aves diferentes pero no a los búhos. ¡Oh! ¡Hoy tampoco los he visto!, se decía decepcionada, pero seguiré intentándolo…

Antes de dormir siempre leía un poco de su libro de filosofía, una noche decidió leer junto al alféizar de su ventana desde donde podía ver el árbol más grande de su jardín. De repente levantó un momento la vista del libro y descubrió que en el gran árbol estaba el pájaro búho, se frotó los ojos una y otra vez y miró varias veces, pues casi no se lo podía creer, sí, era él y además estaba acompañado de otros dos.

Por fin lo había conseguido. Se dio cuenta entonces que si quería verlos tendría que ser de noche. Estaba tan contenta que empezó a leer en voz alta, para compartir su lectura con sus amigos los búhos. A partir de ahí, siempre había uno, dos, tres o más búhos que venían al árbol todas las noches y ella les leía . Ellos escuchaban con atención y la miraban con sus grandes, grandes, grandísimos ojos.

Candela ya tenía con quien compartir las lecturas que tanto le gustaban.

Los búhos le enseñaron los secretos del silencio y de la noche y muchas cosas más. Candela creció, se hizo más grande y adolescente, ellos siguieron visitándola todas las noches, le enseñaron tantas cosas que llegó a ser una de las mujeres más sabias jamás conocidas.

FIN

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