Autora: Martina Elisa Isabel Lorenzo Hernández
Ilustración: Paula Plaza Moreno
No fue fácil, nunca lo fue… Crecer siendo diferente, siendo la niña rara, la niña “zanahoria”, así la llamaban en el colegio por el color naranja de su pelo. También se burlaban de las pecas de su cara.
“Zanahoria, pecosa, fea…” le repetían una y otra vez. La dejaban aparte en los juegos de equipo, nadie quería estar a su lado por miedo a contagiarse ya que alguien se había inventado que lo de sus pecas era una rara enfermedad que se transmitía muy fácilmente.
Y así creció, siempre sola, apartada. Sola, ella y sus pensamientos. A esos pensamientos les crecieron alas, tenían colores y así fue como su cabeza se llenó de miles de mariposas. Y ahí, solo ahí, era feliz. Ella y sus pensamientos alados…
Y llegó un día en que se armó de valor y decidió gritarle al mundo que era cierto que ella era diferente, que era verdad que su pelo era de color zanahoria y que sí, era pecosa, ya que cientos de pecas surcaban su cara. Y también era verdad que tenía una enfermedad rara, aunque dudaba que fuera contagiosa: tenía la cabeza llena de mariposas que le decían una y otra vez, al oído, que era ESPECIAL y ÚNICA.
Y a partir de ese día, todo cambió, se aceptó tal y como era. Y voló, voló muy alto, tan alto como las miles de mariposas que revoloteaban en su cabeza.
FIN
Paula Plaza Moreno 